Hartos de listas que dicen qué es lo mejor (¿quién sabe qué es lo mejor para los demás?) o quién es el más guapo y más rico, en ArterEgo preferimos compartir los nombres (algunos) que nos han inspirado durante el último año. Los que hacen que ir al quiosco merezca la pena, los que incitan a comprar vestidos fantásticos, los que descubren lenguajes nuevos.
Fabien Baron
Fabien Baron, todo él, es una tipografía enorme y negra. Un director de arte de los de verdad. Un cabronazo con gusto y una agenda de contactos con más nombres tachados de los que tú escribirás en tu vida. Él solito ha relanzado Vogue Italia, Harper’s Bazaar e Interview, que no sólo ofrece maravillas como Karl Lagerfeld entrevistando a Carine Roitfeld o Rick Owens a Kris van Assche sino que tiene la mejor edición de 2011 para Ipad que puedas descargar. Suya es la imagen del Calvin Klein unisex de los 90, por ejemplo. Pero hace moda, coches, gafas… lo que le pidan. “La moda es sólo un código que funciona durante un periodo de tiempo”, dice. Lo suyo, tirando de tópico, sería estilo.
Boo George
Insultantemente joven, que escribirían los cronistas deportivos de un canterano jugón, Boo George (1981) se lo come todo. Empezó como asistente de fotografía de grandes nombres como Bruce Weber pero en 2011 ha sido uno de los creadores más buscados. En parte, porque se deja de historias de inspiración y polladas similares: “La industria te absorbe, puedo levantarme de madrugada para terminar de cuadrar una imagen”. Fotografía a la distancia del dinero. Sus imágenes no suenan a todo volumen, no hay excesos. Sólo retratos vividos. A lo Avedon, a lo Newton. Una prueba: sesión a Freja para Twin Magazine. Y consiguió que Agyness se rapara (todavía más).
Quentin Jones
Quentin Jones mola: odia a los gatos. Ya era hora. Su rollo, surrealista o así, se mea en la generación del Flash y el Illustrator. No hace falta explicar demasiado, mejor ver algunos de los vídeos que ha creado para Chanel. Y ya saben que Chanel no le pide vídeos a cualquier escaparatista con vaqueros de colores.
Riccardo Tisci
Sí, yo tengo una camiseta con perros asesinos envueltos en flores que imitan un pañuelo de seda. Como Rihanna, como Kanye, como tu hermana si tiene buen gusto. Pero es que no es tan habitual que un diseñador, hoy día, cree. Sin más. Inspire. Porque, al final, ¿todo esto de la moda cómo funciona? Ni idea; pero debería funcionar así: hay que ceder la oportunidad de decidir qué debemos vestir a gente como Tisci. Ha revitalizado la costura, ha creado un modelo de mujer que no existía (italiana-gótica, diríamos) y, vaya, ha hecho la portada de Watch the throne. Sólo por eso ya merece subirse al podio del molamiento. Lejos de venirse abajo, la colección crucero también tiene su rollo. No es ninguna tontería lo de Riccardo: llegará un día en que todos copien y nadie proponga. Ese día maldeciremos el vershacheyeme y nos tiraremos de los pelos.
Nick Lowe
En ArterEgo tambiéne escuchamos a Bon Iver y Beirut, no crean. Y sí, los mejores discos del año serán los de la Harvey o el de M83 y esas cosas chulas. Pero preferimos adorar a Nick Lowe. Porque las armonías a lo Bacharach no se regalan en los chinos; porque ya nadie hace música honesta; porque tiene pelazo. Y porque tras años como eterno segundón sin entender muy bien por qué (produjo los primeros discos de Elvis Costello) ya le toca. Piensen en la letra de un par de sus nuevas canciones, publicadas en The Old Magic: en I read a lot explica que lee más desde que ella le dejó (que es una jodida verdad que nos pasa a todos; ¿qué hacemos con nuestra cotidianidad cuando pasamos de ser dos a estar solos?); en Stoplight Roses explica que le has roto el corazón y que un ramo de rosas comprado en un semáforo no servirá para arreglarlo. ¿Modernidad? Ni Lady Gaga ni mierdas.