Caos controlado en el Guggenheim

En el Museo Guggenheim Bilbao, como en ArterEgo, no son modernos. Prefieren relacionar mundos, ahondar en géneros, jugar con las referencias. Caos y clasicismo: arte en Francia, Italia, Alemania y España, 1918-1936, no es un simple repaso de movimientos vanguardistas. La exposición muestra las transformaciones que sufrió la cultura europea en el complicado periodo de entreguerras. ¿Cómo reacciona el ser humano ante el desastre? Suplicando normalidad: los artistas europeos buscaron recuperar la seguridad perdida. El clasicismo, el arte de la Grecia y la Roma clásicas, se convirtió en el modelo a seguir porque la repetición genera confianza; el cubismo, el futurismo o el expresionismo impone una clara vuelta al orden.

La muestra se mueve entre la pintura, la escultura, la fotografía, el cine, la moda, la arquitectura y las artes decorativas a través de 150 obras de artistas de los de caerse de espaldas: Balthus, Giorgio de Chirico, Jean Cocteau, Otto Dix, Pablo Gargallo, Hannah Höch, Fernand Léger, Henri Matisse, Ludwig Mies van der Rohe, Pablo Picasso, Gio Ponti, Georges Braque o August Sander, entre otros.

Según, Kenneth Silver, catedrático de Arte Moderno de la Universidad de Nueva York y comisario de la muestra, “no se trataba de rechazar todo lo hecho hasta entonces, sino más bien de intentar integrar algunos elementos de las corrientes artísticas anteriores en el nuevo concepto estético que se buscaba”. Y se buscaba pureza, líneas rectas, sobriedad. De Picasso a la Bauhaus con parada en Hitler o Mussolini. Imprescindible visita hasta el próximo 12 de mayo.

Guggenheim

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