Champagne siempre debería escribirse con mayúsculas, por clase, erotismo y elegancia pero también por ser creador de vida y de sed. Porque son lloros de amistad y palabras de bondad, son fiestas que terminan al alba y desayunos que comienzan al amanecer. Imagino y bebo Champagne durante un atardecer que une a ángeles y demonios y se siente protagonista entre purgatorios lujuriosos y nimbos predicatorios. Champagne que cae con el sol y se levanta con la almohada empapada en lágrimas desconsoladas; Champagne de recuerdos, de sudores compartidos y amnesias consentidas. Champagne es un elixir de oro sutil y armonioso, una pócima de antídotos rosados acompañante fiel que viaja a través del viento, sobre tintineos dorados que parten y nacen de los “Paisajes abiertos”.
Durante el año 2009, hemos aprovechado para beber Champagne en cualquier momento del día, a cualquier hora de esta desgastada y tantas veces malgastada vida. Hemos probado cientos de ellos con el único objetivo de seleccionar lo que consideramos exclusivamente mejor, analizando con mucho detenimiento cada una de las bodegas, las variedades, los suelos, las características de cada región y cada viñedo; cada uno de sus vinos y sus matices en forma de burbujas. Ha sido una labor hermosa y complaciente que también ha contenido un importante ejercicio de concentración, análisis y evaluación. Yo soy del convencimiento de que para poder evaluar un vino en general y un Champagne en particular, hay que degustar la botella durante un intervalo de tiempo considerable, no me vale el análisis mediante la cata olfativa de apenas unos segundos y su posterior puntuación como hacen tantos. ¿Cómo me voy a fiar de ciertas calificaciones si muchas veces la persona responsable de ponerlos solo ha llegado a tragarse ni una sola gota de ese vino? Quien quiera franqueza en las sensaciones, que pruebe y compare:que beba.
Me gustaría compartir algunas notas explicativas sobre los términos que se utilizan para definir un Champagne, las zonas donde se elaboran y mis particulares pensamientos y conclusiones, así como también trataré de demostrar que es posible beber grandes Champagnes a precios contenidos.
Comenzaré aclarando que el término Millésime es utilizado cuando el Champagne procede de una misma añada, considerada por el propio productor como de óptima calidad para embotellarlo como tal. Esto es absolutamente independiente en cada bodega, al final dependerá del estilo que cada uno quiera buscar o mostrar en sus vinos. Para que un Champagne sea Millésime ha de tener un mínimo de 36 meses de crianza en rima, mientras que si las uvas son mezclas de varios años, se le llama un NV (Non Vintage) y ha de tener un mínimo de crianza de 15 meses. Aquí se produce alguna situación curiosa, como es el caso del genio David Léclapart, quien decide sacar Champagnes de añada con menos meses de lo que exige la regulación, por lo que nombra las dos últimas cifras del año de procedencia en la contraetiqueta.
En muchas ocasiones, las palabras Brut, Extra-brut, Sec, Demi-sec o Doux son más un embrolloso lío de nombres que no hacen otra cosa que liar más y poner las cosas más difíciles al consumidor. Yo soy partidario de simplificar cuanto se pueda, por eso, habría que quedarse fundamentalmente con dos términos donde se encuentran el 99,9% de los mejores Champagnes del mundo y que simplifican como han de ser denominados los Champagnes secos según su composición de azúcar residual en el vino:Extra-Brut y Brut. A lo largo de este artículo, cuando no especifique nada en el nombre del Champagne, sabremos que se tratará de un Brut. A modo exclusivamente informativo, la tabla sería la siguiente:
Extra-brut (0-6 gr/litro)
Brut (0-15 gr/litro)
Sec (17-35 gr/litro)
Demi-Sec (33-50 gr/litro)
Doux (50< gr/litro)
En cuanto al término de Grand Cru, hay que aclarar que un Champagne solo puede recibir este calificativo cuando las uvas con las que está elaborado provienen de un viñedo situado en uno de los 17 pueblos clasificados como tal. Son los siguientes: Ambonnay, Avize, Aÿ, Beaumont-sur-Vesle, Bouzy, Chouilly, Cramant, Louvois, Mailly, Le Mesnil-sur-Oger, Oger, Oiry, Puisieulx, Sillery, Tours-sur-Marne, Verzenay y Verzy.
Para que un pueblo sea clasificado como Grand Cru, ha de tener un porcentaje en la clasificación del 100%, asimismo, los situados entre el 90% y el 99%, van a ser los denominados como Premier Cru, siendo de gran relevancia conocer realmente de qué viñedo específico procede el Champagne, ya que la diferencia puede llegar a ser abismal entre unos y otros (por poner un claro ejemplo, el L’Apotre de Léclapart está clasificado como Premier Cru). Por último, los que estén entre el intervalo del 80% y el 89% no tienen el derecho de utilizar el calificativo de Cru en la etiqueta y aquí es donde están se encuentran la grandísima mayoría de las uvas usadas para producir los Champagnes de las bodegas grandes como pueden ser Moët-Chandon, Mumm, Laurent-Perrier, Taittinger, etcétera.
La pregunta que se nos viene a la cabeza es clara y concisa. ¿Cómo se establece esta clasificación de porcentajes? Todo parte del sistema implantado en 1919 por la CIVC (Comité interprofessionnel du Vin de Champagne) quien fijó las puntuaciones de acuerdo con los viticultores y las Casas de Champagne, partiendo de la base del precio que se pagaba por los racimos de uvas. Aunque también se tuvieron en cuenta distintos factores como la posición de los viñedos con respecto al sol (la situación perfecta sería buena exposición solar por la mañana pero no demasiado en las horas más calurosas del día); el nivel de la pendiente donde se sitúan los viñedos, siendo conveniente que no tengan ni una pendiente demasiado pronunciada, ni un llano demasiado evidente; y la estructura y composición del suelo donde descansan los viñedos, siendo de suma importancia que sea poroso, que tenga un gran contenido de minerales y que las viñas tenga una buena capacidad de absorber suficiente agua y nutrientes del suelo.
Hay que tener claro también que en la etiqueta muchas veces aparece el nombre del pueblo donde está establecido. Aunque este pueblo tenga el calificativo de Grand Cru, esto no garantiza que todas las uvas provengan de un viñedo con dicha calificación, ya que también le puede estar comprando uvas a algún vecino con viñedos de inferior calidad. Por eso es tan importante en Champagne conocer a fondo el productor, basta decir que en toda la Apelación hay un total de 19.000 viticultores (evidentemente no todos con el mismo grado de pasión y compromiso), de los que 4.765 embotellan con su propia etiqueta (muchos en cooperativas) y unos 2.100 aproximadamente elaboran en su propia bodega.
Apuntes y créditos
Este artículo está escrito por Fernando Angulo, alma de la Famiglia, distribuidor de vinos, maestro y amigo.
Aquí les dejo un extenso PDF donde detalla las zonas en las que está dividida la región de Champagne y el listado final -con precios- de sus 80 Champagnes.
Créanme, un verdadero lujo.