¿Amo? a mis mitos

Por fin sabemos porqué Marilyn Monroe dormía desnuda, vestida sólo con un toque de Channel Nº5. Al parecer, y según uno de sus últimos biógrafos buitres, la rubia más explosiva de Hollywood sufría de colón irritable, una dolencia muy común que además de alterar los ritmos defecatorios produce numerosas ventosidades inoportunas. Según la misma fuente, la malograda actriz era además bastante guarrindonga, tenía la mala costumbre de comer en la cama, tirar al suelo los desperdicios y dejar las sábanas llenas de migas. Como no solía usar bragas no podía recurrir al truco de las damas más refinadas del siglo XVIII que cosían cápsulas de perfume a sus prendas interiores para romperlas en caso de apuro, prehistóricos ambientadores íntimos. Los malos hábitos de la estrella, asegura el biógrafo, le impidieron entablar un romance con Cark Gable durante el rodaje de la que iba a ser su última película, Vidas rebeldes, un filme maldito que fue como un réquiem anunciado para tres de los actores que lo protagonizaban.Aparte de Marilyn y Cark, el ambiguo Monty Clif.

Que a estas alturas, tantos años después de su muerte todavía se aireen los pedos de Marilyn, es muestra de la fuerza de un mito inmortal creado en torno a una personalidad frágil y enfermiza.¿Quién no se ha enamorado de Norma Jean precisamente a causa de todos sus defectos, pedos incluidos, y del trágico destino que empañó su aparentemente triunfante vida? Nadie es perfecto.Con toda su miseria y grandeza la vida de Marilyn es paradigma de cómo el éxito y la celebridad puede mimar a una persona e igualmente devorarla cual piraña insaciable de lujuria. Pobre y patética Marilyn, tan deseada y falta de auténtico cariño.

La exhumación de los pedos de Marilyn demuestra también que estamos en una época propicia al descrédito y desprestigio. Hay un tiempo para poner a los ídolos sobre pedestales, que diría Antonio Gala, y otra para tirarlos a pedradas y arrástralos por el fango.Ahora estamos en este último periodo. No hay un gran hombre para su mayordomo, ni una gran dama para su doncella, lo sabemos, pero lo que hoy mola es poner de manifiesto la cara más oscura y por ello más oculta de los personajes, bien sean públicos y notorios, bien anónimos ciudadanos que ventilan sus intimidades en la televisión.

Entre la hagiografía o halago y la sistemática demolición digo yo que habrá un término medio razonable. Entre la idealización pueril y el acoso y derribo una mirada humana y comprensiva.La capacidad de admiración ante nuestros semejantes es un sentimiento positivo que nos dignifica y que ahora mismo es deficitario.La gente idolatra, pero no admira, sobre todo, los más jóvenes enganchados a esas maquinitas plagadas de héroes planos que no ofrecen modelos de conducta y ni siquiera se echan pedos.

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