Guía de cambios y tres exposiciones para el otoño

Cuesta empezar. Levantarse. Cambiar. Porque dar un paso es dejar tu sitio, alzarse es pelear.
Es más fácil dejar las cosas como están. Seguir con lo mismo. Por eso, quizás, nos gustan las estrellas. Por la ilusión de permanencia.
En realidad se encienden, se agotan y se apagan. Y sin embargo, fingimos.
Fingimos que las cosas duran.
Fingimos que las vidas duran más que un momento.
Los mundos no duran: estrellas y galaxias son transitorias, cosas efímeras que lucen como luciérnagas y se esfuman en el polvo y el río‘.*

Pero hay que levantarse. Empezar. Y hacerlo, por qué no, pisando museos y escribiendo líneas en aquellalibreta que dejamos olvidada. Esa que pensábamos llenar de garabatos, poesía y trazos de nuestra vida.
Esa que sigue en blanco.

1- A ritmo de jazz

Hubo una época en la que el jazz era lo único que podía considerarse un arte auténtico en Estados Unidos. Mondrian también sintió su impacto. Él reaccionaba a los ritmos básicos del jazz de una manera directa, física; hasta lo impulsaban a bailar“. Son palabras del pintor Stuart Davis que la galerista Katherine Kuh recoge en sus recomendables memorias ‘Mi historia de amor con el arte moderno‘. No fue sólo el pintor abstracto quien se sintió seducido por la nueva música, hasta el punto de ponerle a sus composiciones títulos como Broadway Boogie-Woogie: los ritmos sincopados del jazz sirvieron para canalizar las emociones creativas de artistas de casi todos los segmentos de la primera mitad del siglo XX. El Centre de cultura contemporània de Barcelona, CCB, recoge las relaciones entre el jazz y el arte visual en una muestra titulada ‘El siglo del jazz‘, que se complementa con una programación de conciertos, películas y conferencias entorno a la música que revolucionó el siglo XX.

El siglo del jazz‘. Centre de cultura contemporània de Barcelona. 

CCCB, C/Montealegre 5, Barcelona. Hasta el 18 de octubre.

2- Amar, vivir, seducir, morir

“… es debido a que somos humanos y a que vivimos en la sombría perspectiva de la muerte el que conozcamos la violencia exasperada, la violencia desesperada del erotismo“. **

El mundo gira entorno a estos principios, y por ende, la vida y su final. No hay vida sin arte, ni grandes obras artísticas que no se basen en alegorías religiosas y mitológicas: Eros y Thanatos; Adan, Eva y castigo; seducción y muerte. La estrecha relación que une estos conceptos es el eje temático de la exposición ‘Lágrimas de Eros‘, representados en una amplia selección de pinturas y esculturas, principalmente del siglo XIX -Canova, Ingres, Delacroix, Millais, Moreau, Rodin…-, acompañadas por otras del Barroco, y de artistas del surrealismo que se inspirados en temas del s.XIX.

Lágrimas de Eros‘. Thyssen-Bornemisza y Fundación Caja Madrid. 
Del 20 de octubre al 31 de enero de 2010.

3- La percepción del tiempo

El Museo Reina Sofía de Madrid busca su mojo tras la reestructuración de Manuel Borja-Villel, esa que ha puesto patas arriba la historia del arte y el uno más uno, dos. Para empezar, será gratis desde el 2 de septiembre entre las siete y las nueve de la tarde, buena noticia si lo que buscamos en el museo es huir del ruido, el mundo, las cámaras de fotos y los domingueros con -demasiado- tiempo libre. Ésos, que son los mismos que lloran por soltar un puto euro, irán a partir de las siete.

Pero el mojo necesita de algo más. Arte, por ejemplo. Y el Reina arranca la temporada con Matthew Buckinghamun desconocido en España -sólo se han visto sus obras en muestras colectivas- que habla, desde una extrema sencillez, de cómo utilizamos la memoria para definir el momento presente. En palabras de la crítica de arte Elena Vozmediano, “Si es fácil dejarse seducir por sus narraciones es en parte porque casi siempre se apoyan en una experiencia ‘física’ o corporal, en el sentido de que busca la implicación de las percepciones sensoriales del espectador.”
Quince obras escultóricas, fotográficas y audiovisuales ante las que sólo queda desnudarse.

Matthew Buckingham. Representantes del tiempo‘. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. 

Hasta el 27 de septiembre de 2009.

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